RSE
Cottolengo Don Orione
Don Orione concibió la obra del Pequeño Cottolengo como un auténtico proyecto de inclusión social, con la profunda convicción que no podía haber personas desechables, ni vidas sobrantes. Por eso, para todo aquel que se acercara, la única pregunta válida que se le podía hacer era acerca de su dolor. Nada más.
Pasaron muchos años, y a pesar de tantos adelantos en la humanidad, aún persisten y aumentan los mecanismos sociales y económicos que discapacitan y excluyen. No se trata de un problema únicamente ligado a la salud, sino de una gran carencia social que, además, hace que las personas con discapacidad experimenten la pobreza, la ausencia de oportunidades, la dependencia y el desamparo.
El Pequeño Cottolengo, tal como lo anhelaba el Fundador, quiere ser "faro de civilización", luz testimonial en la construcción de un mundo más justo e incluyente.
Al mismo tiempo, es espíritu de familia, respuesta humana y cristiana para muchas personas necesitadas de un espacio existencial, capaz de dignificar y devolver humanidad.
Para eso, religiosos y laicos, profesionales, trabajadores y voluntarios, unen esfuerzos cotidianamente buscando mejorar la calidad de vida y las posibilidades de aquellos hombres, mujeres y niños, que han encontrado en el Cottolengo su lugar.
Si usted también desea colaborar, comuníquese al 0800-333-6746.